viernes, 22 de febrero de 2008

CROMOTERAPIA

Después de tres días sin escribir se me hace raro este ejercicio. Será que me he comprado una agenda, en los chinos de al lado de mi curro, y escribo ahí las cosas importantes. Las cosas importantes se reducen a un listado de cosas que comprar, número de temas que voy mirando, y sobretodo y lo que más me gusta, número de días que me quedan hasta hasta el pir, número calculado inicialmente gracias a la cortesía de un gadget, que tengo por triplicado en mi página de inicio de google. De compras de compras, no es que se diga que he ido, pero he hecho un parón de ordenador para vaciar mi habitación de toda la basura acumulada y he pintado las paredes y el techo. Así que os podéis imaginar: cinta de carrocero, brochas... Bueno, que ha quedado la cosa mucho más agradable. Confío en que la cromoterapia , empiece a hacer sus efectos y el rojo fuego (en realidad es rojo burdelazo), me revitalice y estimule. Para compensar de tanto exceso, tres de las cuatro paredes van en un color que me ha quedado parecido al color de la cobertura de aquel bollo que se llama Pantera rosa y me temo que el hambre también se me acabe estimulando.

No sé que me da que estos tiempos en los que parece que no soy demasiado feliz porque estoy obsesionado con mi falta de liquidez, porque no sé cuánto tiempo voy a estar motivado para estudiar el pir, porqué debería de estar cosechando en vez de sembrando, los echaré de menos. Es como si estuviera pasando por esa fase sin historia que a su vez me recuerda a la frase "Los pueblos sin historia son los pueblos felices". En realidad, y ya acabo, sí que creo que hay historia, pero es historia hacia adentro. Ahora cuando veo a alguien al que presupongo éxito (sí que lo hago), me pongo a pensar que también tendrá una historia sin historia detrás.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

La falta de liquidez obsesiona a cualquiera!

A ver qué tal te va con los colores

siempre caótico

Anónimo dijo...

Joder, blog rosa, habitación rosa...

Anónimo dijo...

Aunque no eches de menos estos tiempos 'sin historia' sí los recordarás con más viveza. Lo íntimo, los agobios, las dificultades, los miedos, los deseos, los éxitos, lo que vives por ti y para ti es lo que conforma tu verdadera historia y evolución. La externa, la pública... es una mera colección de anécdotas.
Ánimo.